Viaja al Tíbet y Taj Majal, báñate en Iguazú y Bariloche

Viaja al Tíbet y Taj Majal, báñate en Iguazú y Bariloche “(…) Conviene tener en cuenta que los pensamientos se multiplican incontables como las olas en el océano. La desesperación te inquietará si inicias con arrojo el intento de conquistarlos. Aprenderás que se te revelará indomable el movimiento rítmico o a empellones de tu cabeza. A un lama tibetano, las cuentas del mala para contar las ideas que le abordaban en sus meditaciones, de rozarlas día tras día con los dedos, le desaparecieron de contar tantas ideas. Sólo quedó en sus manos, una mañana, el hilillo que las sostenía. Y por fin alcanzó el vacío de la mente y la liberación. Tal vez estuvo dormido esa noche, el equivalente a cien años en meditación, contando ideas con las cuentas que desgastó. ¿Serías capaz de desgastar una sola cuenta verde de Tara, con el roce de los dedos contando pensamientos? ¿Tendrías paciencia suficiente para ello? –Dominarás al pensamiento, sólo si desarrollas la voluntad –afirmó Jorge. Cuando sale una imagen del cerebro humano, a partir de ahí y de forma incontrolable, brotan de ese visión vibraciones, en la atmósfera mental, que se desplazan en todas las direcciones, penetran y se adentran en las personas y revolucionan a su alrededor.(…) (páginas 175-176)

“(…) La conciencia es el único obstáculo insalvable para quien embauca y manipula al teatralizar. Igual que seducía Genji, Don Juan a la japonesa, el truhán acuña la facultad de burlar a todas las damas… menos a una: su conciencia. Ésta equivale a la guía que te ayuda a mejorar lo imperfecto, si busca en esta vida restaurar tu identidad plena. La práctica otorga la maestría. (…) (página 227)

(…) Dormido, el raciocinio del pequeño indagó si vivía en los sueños o estaba despierto. Y salió pronto de dudas. ¡Soñaba! En la ensoñación, Jorge metió su cabeza entre los muslos de Rosa. Se arrojó sin miedo en picado y se zambulló en unas cataratas tan bellas como en el río Iguazú. Nadaba en la cabeza del útero, donde la razón veía oscuridad. Pero apareció ante sí la luz deslumbrante al fondo y alcanzó a nado un lago azulísimo, similar al bellísimo Nahuel Huapi en los siete lagos de Bariloche. Sabio y confiado, el espíritu de Jorge nadó, en todo momento, cogido a la cuerda que le unía a su madre. Respiraba paz. Tranquilidad. Alegría.¡Qué armonía! (…) (página 50)

“(…) –¡Escucha el agua! –Sonriente y feliz, como en paseo de enamorados por los jardines del Taj Mahal, Jordi musitó a un paso de ella–. Siguiendo el agua llegamos a la fuente. Aparece y desaparece entre el matorral pero baja por ahí. Malena se detuvo… y él caminó a su lado. Y las dos mariposas invisibles que les acompañaban se marcharon de la mente de mi amigo: Jorge había dejado de pensar en sus hijas: permitió pasar a Malena y al futuro.(…) (página 300

“(…) Los aborígenes australianos creen firmemente que el ciclo espiritual denominado Tiempo del Sueño, a caballo entre nuestro cerebro y el corazón, atesora el poder magnífico y enigmático de la creación. Mi amigo Jorge ha despertado a veces reconociéndose como glosador de la esperanza y la alegría. Hoy, consagrado a la utopía cervantina de un mundo de hidalgos y dulcineas, da gracias a las musas y los ángeles que le impulsan cual Ave Fénix. (…) (página 64-65)

Paris: Tour Eiffel, Montmartre, Moulin Rouge y Place Pigalle. “(…) Se casaron y hubo una segunda luna de miel. En la Ciudad de la Luz, París, ¡Tour Eiffel! Montmartre, Moulin Rouge, Place Pigalle, el funicular… Pero antes la pareja recién casada pasó por el País del Txirimiri. En ese viaje, reparó Jorge en el caserío de Itziar, entre Bilbao y San Sebastián-Donostia, lugar arrinconado seguramente en su memoria existencial. Circulaban en su vehículo, camino de Francia. Noche de galerna torrencial a orillas del Cantábrico. Gracias al aguacero que cegó el parabrisas del coche, Jorge decidió salir de la autopista, a tientas, guiado por la intuición o el Destino. Durmieron en el primer pueblo que apareció junto a la carretera, Deba. De regreso a la autovía, el día soleado les condujo a la ermita. (…) (pág. 100)

Moscú: el Kremlin y Troitskaya.“(…) ¿Cuántas veces te ha ocurrido eso mismo a ti? Que estás pensando en algo y te ocurre algo diferente. De repente, se coló por la puerta Ahtohno, con una joven: –Dóbrei diéñ! (¡Buen día!) –Agitó un saludo con la mano izquierda–. Tengo prisa: viajo mañana de turismo para ver el Kremlin y Troitskaya. –Schastlívei diéñ! (¡Feliz día!) –Jorge les saludó con una sonrisa. –Te presento a María, desea escribir… licenciada en Filología Hispánica. (…) (pág. 113)

Lady Liberty en New York. “(…)En la repentina ensoñación, le pareció ver a Leonor y al poeta Antonio Machado, en un huerto donde maduraba el limonero. Dibujaban corazones de seda con Antonio Gala y García Lorca. Federico contaba sus andanzas de Poeta en New York y alabó la belleza de Lady Liberty luciendo la antorcha en su mano. “Liberty Enlightening the World” (“La Libertad iluminando el mundo”). –¿Y aquel animal? –preguntó Jorge. –Un caballo que come hierba y descansa. (…) (Página 24). “(…)Regresó Jorge con Maya y halló una sorpresa en el piso. Porque entretanto Jorge se había hospedado unos días con Raquel, Maya había instalado en su casa a un sujeto o compinche -¡sólo ella puede aclarar tal condición!- a quien incitaba, con elogios pamplineros, a abandonar a la esposa. ¿Por si le fallaba el cubano y escapaba Jorge con Lady Liberty? ¿Buscaba en Abel un acólito? ¿Otro excitante o peonza sumisa? La intención ruin se disfraza hasta que se quita el atuendo, en un descuido, y ahí emerge una especie de maníaco o maníaca que llevamos dentro todos y todas. –Se queda a dormir en la habitación de mi hijo, vacía, porque ha roto con la mujer –Maya comunicó a Jorge, con tajante afirmación y mirada altiva. (…) (Página 199). “(…)Desde la afirmación de Jordi “¡Morir por amor…!”, en Lucrecia crecieron más la fuerza y la seguridad. Rebrotó en ella el optimismo y afán de Lady Liberty, y mucho más cuando cobró una nómina por el reingreso a su trabajo, tras dolorosos años de baja laboral por enfermedad. (…) (Pág. 306)

Paseo de ‘La Explanada’ (Alicante) y ‘Huerto del Cura’ (Elche). “(…)Hubo cine en la luna de miel por la ciudad de Alicante. Tres días en la Pensión Consuelo. Besos sobre las olas del paseo de La Explanada. Y a continuación disfrutaron de atardeceres amorosos en Elche, por El Huerto del Cura, invitados en el piso de su hermana Luz y de Pepito, su cuñado, antes de volver al pueblo. En la remembranza, seducida por recuerdos que hipnotizan, –corazón de esposa, piel de mujer–, Rosa anheló las caricias y los besos de los recién casados. (…) (Pág. 41)

Playas de Torrevieja. “(…) En las olas, esa noche en Tabarca, competían Poseidón y Neptuno sobre delfines blancos. La vela de un yate fondeado en una cala de la isla parecía el magnífico hotel Burj Al Arab de Dubai, visto a la luz de la luna. Jorge elevó la vista y contempló la bóveda celeste. Estrellas preciosas. ¡Siete faros en la Osa Mayor! Miró la constelación mitológica y se enamoró para siempre del pestañeo de Mizar que le señalaba al Norte. Descifró luego la atracción del mar y la reconoció en la memoria, recordó Jorge sus paseos siendo niño por las playas de La Mata, Los Locos y El Acequión en Torrevieja, y sus correrías entre las palmeras de Cala Ferri: –¡Navegemos! –exclamó su alma de capitán. –¡Jorge, ya estás con tus historias e invenciones! (…) (Pág. 59)

Rábita Califal y Puerto Fenicio en Guardamar del Segura.“(…) En toda manifestación vital suenan notas divinas. ¿Cuándo las escucharas? El valor de Adonai es el nuestro. Y su creatividad, la tuya. Atiende cada hecho en tu vida y abre los oídos del alma. Gracias a la banda de música, Jorge fue a Guardamar donde descubrió sus bellas dunas en la pinada, la Rábita Califal y el puerto fenicio. Y vio a mujeres hilando ñoras en la puerta de sus casas. (…) (Pág. 55)

Playas de La Torre en Pilar de la Horadada (Alicante). “(…)Ese verano, la banda dio pasacalles por Pilar de la Horadada. Desde el autobús, observó Jorge un mar ascendiendo tierra adentro. Al llegar, comprendió que los invernaderos de hortalizas dibujaban en el horizonte el mar de plástico. Al mediodía en La Torre, los músicos se bañaron en sus playas. Tanto le gustó a nuestro amigo que soño con vivir allí algún día. (…) (Pág. 60)

Elche-Elx: ‘La Dama’ en La Alcudia y la Calahorra Almohade. “(…)Ahí fue donde Jorge entendió la visita, esa tarde, a la Dama en La Alcudia y luego el descubrimiento de la Calahorra almohade. Buscadla en la ciudad de Elche. ¡Visitadla! Allí dentro se sintió Jorge en la cámara secreta de la gran pirámide por sus jeroglíficos de logia masónica, enigmáticos, pintados en paredes y techos. Y de seguido recordó Jorge su emoción y alegría al sentir la lluvia de oropel sobre su cabeza rizada, esa tarde en Santa María, en la representación de El Misteri d’Elx. Suena el órgano del templo y se abre el Cielo en la bóveda mayor: desciende El Araceli. La piel de Jorge se erizó de emoción y el alma se le conmovió en el canto de los ángeles inundando la basílica. Todavía inmerso Jorge en su audición claustrofóbica, despertó de golpe, esa Nit de L’Albà en la terraza, al escuchar de nuevo la voz del primo: –Jorge, bajemos a casa. ¡Hay que dormir! –¡Y soñar! (…) (Pág. 68)

El submarino de Isaac Peral en Cartagena. “(…)–¿Dónde tocas hoy con la banda, Jorge? –se interesó su madre. –En la Semana Santa de Cartagena… y veré el submarino de Isaac Peral. –¿Con los Marrajos o los Californios? –Cortó pan y trozos de queso manchego–. Dicen que son procesiones muy bonitas. –Allí nos dirán a qué cofradía acompañamos. –Se encogió de hombros. (…) (Pág. 55)

El Museo del Prado y ‘El Guernica’ de Picasso en el Museo Reina Sofía (Madrid). “(…) Porque jamás se hacen promesas para faltar a ellas, y poseía ya Jorge voluntad fiel, recibió en su mente otra señal a modo de mensaje. De repente recordó que Maya se había depilado el entrecejo el día anterior. Cosa que hacía siempre antes de recibir una visita o de viajar. E hilando pistas Jorge halló la respuesta, a la vez que le contestó: –Para que te lleve a Madrid… –hizo la pausa, adrede– … y que puedas tramitar los documentos para casarte con el cubano en su país. Te llevaré también al Museo del Prado y luego veremos el Guernica de Picasso en el Reina Sofía. La línea telefónica se cortó en silencio punitivo. Muda, in albis, Maya se quedó muda, sorprendida en sus mentiras. Pero seguía allí, al otro lado, porque se escuchaba el marcapasos caribeño que Maya se había implantado en el pecho. (…) (Pág. 202)

(Ver la sección Geografía y Viajes en el Índice anexo al final de la novela)

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