“¡Atrévete y con Julio César cruza el río Rubicón!”

“(…) Gorka reaccionó y de inmediato reconsideró su decisión: –¿Miedo yo a vivir? ¡Voy! –Respondió por teléfono–. Buscó hoy otro medio de transporte y llegó ahí esta semana. Por la reacción espontánea de Malena y Gorka, Quien todo lo ve… debió de parafrasear el “Alea iacta est”, del general romano Julio César ante las aguas del río Rubicón (“¡La suerte está echada!”), seguido del afortunado en el mundo del teatro y la farándula “¡... y siete veces mierda!”.(…) (página 309)

En su amnesia interesada, habían olvidado el expolio colonial de los países europeos en África y en casi todos los continentes, y las masacres y robos, con la excusa de El Dorado, cometidos por el imperio español que empobreció durante siglos a los pueblos de América. Pese a la tensión, nuestro amigo se colocó la toga de fiscal una mañana: –¿Os asusta el tantán africano? ¿Teméis acaso una invasión zulú o masai? ¿Y que os roben el bocadillo? –Espetó mientras daba un mordisco al suyo; pan, aceite y sal. Como zombis que ni devuelven la mirada en el autobuses o el metro, sordos y ciegos, dieron por respuesta el silencio del pavor y la falta de respeto a los inmigrantes. Jamás entendieron la canción We Are The World (‘Somos el mundo’), de Jackson. Minutos después, Jorge oyó interferencias en la emisión de noticias que ofrecía Matías Prats por la radio, situada sobre un armario en el trabajo. Nadie se movió para sintonizarla. Jorge se acercó al aparato, sintonizó la emisora y subió el volumen. Había encallado una patera argelina en la costa torrevejense. Trece hombres, una embarazada y dos niños de cuatro años. ¡Ahogados! Diecisiete estómagos que buscaban comida.(…) (páginas 45-46)

(…) ¿Qué sentido aporta a tu vida escuchar el tantán de la hambruna africana? O el tantán que procede de la desesperación en Haití, La India, Guatemala… ¿Acaso ese tantán te transforma? ¡Acude a socorrerles! ¿O acaso abrirías un campo de exterminio, en la isla italiana de Lampedusa, para los millones de africanas y africanos que huyen del hambre y la muerte segura? ¡Ponte en su lugar! ¡Hazlo sólo unos segundos! ¿Y si hubieras nacido allí, donde ellas o ellos? Teresa de Calcuta aseguró a Jorge que el corazón humano siempre les socorrerá y les dejará cruzar la frontera. (…) (página 99)

“(…) Entusiasmados, Jorge y sus dos hermanitos esperaban la llegada del anochecer. Jugaban los chiquillos en la acera, clavados los ojos en la puerta por si salía su madre con la cena. Pero en el televisor de Josefica, quien veía el noticiero a través de la ventana, sentada al fresco en la calle, resonó un idioma que llamó la atención del mayor de los hermanos. Los subtítulos de la traducción simultánea aclararon manifestaciones con acento extraño. Un hombre de piel oscura, esposado, denotaba honradez. Jorge leyó deprisa las letras que aparecían en la tele: b>“Es un ideal por el que espero vivir y, si es necesario, un ideal por el que estoy dispuesto a morir.”

–¿Quién es, Josefica? –¡Mandela! ¡Nelson Mandela! –¿Qué dice? –Dejó el balón a sus dos hermanos y se acercó a la tele. –Defiende la libertad y la igualdad en Sudáfrica y en el mundo. La pantalla soltó dos relámpagos y sonó el trueno. Jorge recordó los días de tormenta. Y apareció en la tele la sombra fúnebre de otro titular: “¡Kennedy ha muerto!” –¿Quién? –¡Quería cambiar el mundo! –le explicó Josefica. –¡Cambiarlo! ¿Por qué? –Asesinado como Lincoln y Luther King. ¡Asesinaron a otro presidente bueno en los Estados Unidos! –La vecina cogió la taza de café que tenía sobre la mesita. Bebió. –¿Es que murió en una guerra? Sobre la negrura de la pantalla apareció un féretro, mientras en un recuadro que ocupaba el ángulo izquierdo del televisor se veía el semblante de un hombre soñador, vivo y seguro de sí mismo, que impresionó a Jorge, sin necesidad de comprender qué decía: “Now the trumpet summons us again. (…) My fellow citizens of the world: ask not what America will do for you, but what together we can do for the freedom of man. (…) With a good conscience (…) that here on earth God’s work must truly be our own.” (“Los clarines vuelven a llamar. Conciudadanos del mundo: Nos preguntan (…) qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre. (…) conscientes de que aquí en la tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros realicemos.”) –¡Lo mataron, Josefica! –Pero perdura su mensaje y será realidad el sueño de igualdad. ¡Tú lo verás! ¡Seguro que lo verás hecho realidad en tu vida! (…) (página 38)

Fidel Castro y Ché Guevara en el Granma (Cuba). “(…) –Cuando el hombre descubre su feminidad siente una revolución –aseguró Jorge puesto que la ha experimentado hace un pocos años–. Revolución humana sin culminar, inacabada como la emprendida por el Ché y Fidel en Cuba, en el espíritu guerrillero que impulsó al yate Granma hasta alcanzar la costa. –¿Feminidad en lo masculino? ¿Cómo se explica ese fenómeno? –inquirió una voz incrédula. –El Yin que se funde en un Ser único y completo con el Yang, según la filosofía Oriental. O la columna lunar Boaz (feminidad) y la solar Jakin (masculinidad) que sostienen el mítico templo de Salomón, símbolo de armonía en el Ser. –¿Parece un proceso revolucionario? –quise ahondar en la propuesta. –Crucial para la especie humana. Porque de la feminidad surge siempre la creación y la nueva vida. (…) (Página 179)

(Ver la sección Historia en el Índice anexo al final de la novela)

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